Pasan los días y me encuentro cada vez más K. Aunque no compartan todas las acciones del gobierno, se ven representados en el camino elegido. Muchos tienen la seguridad de la victoria electoral. No creen que una oposición sin nombres pueda desbancar al gobierno. Todos están apostando a seguir creciendo, a no cambiar de caballo. Están contentos que después del vacío representativo de 2001, hay una simpatía política con alguien. Puede ser que muchos K se aferren a distintos “logros” del gobierno. Algunos festejan que se hayan metido con los milicos. Otros por la ley de medios. Otros por el matrimonio igualitario. O por la asignación universal por hijo. O por la política exterior. O la jubilación de las amas de casa. O por enfrentar a Clarín. O por cancelar con el FMI. O por los derechos humanos. O por otra razón. La mayoría se apoya en una mejora general y no individual. Más allá de los amigotes del poder que siempre se benefician, el resto apuesta a un resurgir conjunto.
En años y años de elecciones, es la primera vez que siento que parte de la gente vota por convencimiento y no por descarte. Otros votan por oposición sin saber a quién y menos qué idea votan. Saben lo que no quieren. No quieren este gobierno. Curiosamente gran parte de este electorado tiene un buen pasar. Mejor que muchos de los que están con los K. Muchos tienen miedo de algo. No saben de qué pero temen y prefieren la dureza de la derecha. Conservadores de lo que tienen hasta ahora.
sábado, 26 de marzo de 2011
SIGUE (2011. Año electoral.) ii
martes, 15 de marzo de 2011
MAXIMA DE LA CONDUCCION parte 1
Todos los lugares para estacionar son más grandes de lo que parecen.
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Los lugares chicos son menos que los lugares ocupados/ables.
martes, 8 de marzo de 2011
2011. Año electoral.
Tres o cuatro veces por semana alguien me habla de política. No es siempre el mismo. Muchos se repiten y muchos otros se renuevan. De lunes a viernes paso diez horas diarias en el trabajo, ahí ya tengo compañeros, jefes y subordinados que pueden sacar el tema. Hay clientes que hacen comentarios al pasar. Casi no viajo en taxi, por ende me estoy perdiendo la visión tachera del asunto. Cuando no trabajo por un sueldo, trabajo para mi banda de rock. Ensayos, reuniones, recitales, difusión, giras. El ambiente es muy diferente al de mi trabajo diurno y también sale el tema político. Ahí ya tengo dos mundos separados al nacer. Con la familia intercambio opiniones. Es un tercer grupo pero tiene semejanzas con el primero. En cuanto a otros amigos, la mayoría podría sumarse al segundo grupo. Novia no tengo.
Trabajar en un concesionario de autos de alta gama y ser rockero-escritor-saxofonista, artista; son actividades opuestas. Se pueden hacer ambas, no cabe duda, pero el significado social de cada una no deja de ser antagónico. De ahí que en cada uno de estos mundos recaiga una de las dos opciones electorales vigentes. Estar en contra de la continuidad K o estar a favor del triunfo de Kristina. La primera todavía no tiene candidato, pero es una opción electoral, no importa a quién lleguen a votar, lo importante es votar a otro. Creo que hasta el momento nadie me dio un apellido en ese grupo. Valga la obvia aclaración, la gente que me rodea cuando estoy en el concesionario forma parte de ese grupo: Los opositores. La banda y mis amistades prefieren el modelo que está gobernando. Todos sabemos que no hay santos en el gobierno y que la corrupción es y será parte de la política argentina y mundial. Así que no sorprende cuando la oposición se justifica a sí misma con esos aspectos del oficialismo. “Más corruptos que Menem”, dicen los que con el tiempo llegaron a aceptar que Menem era un chorro y que parte de la responsabilidad de la crisis fue de su gestión. Esos mismos todavía no dedujeron que Menem y la política neo liberal alineada a lo que pidan los mercados internacionales, son lo mismo. No importó quién haya sido presidente en los noventa, ese camino estaba marcado. Por lo tanto, la figura de El Carlos pierde fuerza para sus seguidores, e inclusive se transforma en un actor pintoresco para sus detractores. Menem representó y vivió el sueño del argentino medio, ventajita y mujeriego. Deseoso de cumplir los sueños trillados de la Ferrari, Madonna, de la pista de aterrizaje en tu casa, la farándula, el deporte cholulo. Sin más sentido de la patria que el de una camiseta de fútbol. El presente a cuenta del futuro, y si se hace cargo otro de pagar, mejor. Este personaje simuló que la Argentina podía hacer pie en las normas dictadas por las potencias económicas y mear en el jacuzzi del poder. Entendimos, algunos, pero lo sentimos todos, que esas deudas se pagan. Las empresas italianas, españolas, francesas, nos encandilaron hasta que decidieron irse del pozo que se había secado. No se dieron vuelta para dejarnos un bidón. Ahora andan ocupados en otras fuentes y en su propia sequía. Así desembarcaron unos saqueadores de menos glamour. Una segunda o tercera línea compuesta por mexicanos, chilenos, chinos y coreanos dispuestos de recoger de las sobras del banquete, mientras el argentino que la había pasado mal en el gobierno de Menem paría hijos con vocación de paco, y el que estuvo tirando papel picado en la fiesta menemista intentaba levantarse de la resaca más grande de su vida. Sin olvidarnos de los que en todos los gobiernos se encargaron de negociar con el invasor de turno. Ellos están cómodos cuando la clase media levanta un poco la cabeza y así llaman la atención de los marginados y su violencia existencial de no tener para comer. Robar celulares no es entrenamiento para expropiar herencias.
Para algunos, la recuperación de los últimos años se vive desde la bronca de quien no puede disimular su tropiezo en público. No hubo aciertos K. Ellos merecen estar mejor por lo que valen y no como consecuencia de la acción en conjunto. Se sacrifican para cuidar el medio ambiente de un barrio privado. Son oposición porque los medios aseguran que no está todo bien. Hay seres pensantes e inteligentes en este grupo. Egoístas de familia…
(INSERT COIN)
ENTRADA DIRECTA 03
Buenos, nos vamos a politizar un toque en esta entrada.
Año de elecciones K sí o K no. Mi posición es clara, voy abiertamente por la continuidad K. En los mundos en los que me muevo convivo con las dos posturas. Están bien marcadas. En el trabajo son anti K. Entre mis amigos hay mayoría de K. Hasta ahora no encontré un anti K que tuviera claro a quién votar, todos saben que van en contra del oficialismo. "Cómo están robando" dicen. Casi todos éstos extrañan la convertibilidad menemista. Gracias a Dios son pocos los que se animan pedir su vuelta, y varios entienden que la crisis fue culpa de esos "50pesos que muchos teníamos en los bolsillos en los noventa", pero igual suponen que el Kirschnerismo es más corrupto y menos elegante. La imagen de centro derecha de menem era más amigable, el libre mercado y las privatizaciones fueron vistos como logros.
Bueno, yo simpatizo con la "izquierda", la no-yanquización. No veo a EEUU como un modelo ni como un padre. Tampoco a Europa. Me siento mucho más parecido a un brasilero, uruguayo, venezolano, latinoamericano. Digo, todos nosotros sufrimos la colonización desde que se creó esa palabra. Siempre nuestros caminos respondieron a intereses de gente que no vive en nuestra tierra. Gente que viene a elegir lo que se quiere llevar y se lo lleva, dejándonos la tarea de prepararles la próxima valija. ¿Cuando fuimos a Europa a traernos algo? ¿Cuando le dijimos a los yanquis qué debían hacer? Latinoamérica no es pareja. Brasil es el más fuerte. Argentina es el más europeizado, al menos su capital. Bolivia el más autóctono. Chile y Colombia los más hipnotizados. Los argentinos no somos un buen ejemplo de unión latinoamericana. Es obvio que despertamos sospechas. Los brasileros lograron lo que lograron por ser separatistas por idioma. Y el resto de los países seguramente tiene deudas pendientes entre sí. Una salida al mar, una venta de armas, una frontera peligrosa, etc.
(sigue)
(o no sigue? hay alguien leyendo ahí, dé señales)
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