martes, 8 de marzo de 2011

2011. Año electoral.

Tres o cuatro veces por semana alguien me habla de política. No es siempre el mismo. Muchos se repiten y muchos otros se renuevan. De lunes a viernes paso diez horas diarias en el trabajo, ahí ya tengo compañeros, jefes y subordinados que pueden sacar el tema. Hay clientes que hacen comentarios al pasar. Casi no viajo en taxi, por ende me estoy perdiendo la visión tachera del asunto. Cuando no trabajo por un sueldo, trabajo para mi banda de rock. Ensayos, reuniones, recitales, difusión, giras. El ambiente es muy diferente al de mi trabajo diurno y también sale el tema político. Ahí ya tengo dos mundos separados al nacer. Con la familia intercambio opiniones. Es un tercer grupo pero tiene semejanzas con el primero. En cuanto a otros amigos, la mayoría podría sumarse al segundo grupo. Novia no tengo.
Trabajar en un concesionario de autos de alta gama y ser rockero-escritor-saxofonista, artista; son actividades opuestas. Se pueden hacer ambas, no cabe duda, pero el significado social de cada una no deja de ser antagónico. De ahí que en cada uno de estos mundos recaiga una de las dos opciones electorales vigentes. Estar en contra de la continuidad K o estar a favor del triunfo de Kristina. La primera todavía no tiene candidato, pero es una opción electoral, no importa a quién lleguen a votar, lo importante es votar a otro. Creo que hasta el momento nadie me dio un apellido en ese grupo. Valga la obvia aclaración, la gente que me rodea cuando estoy en el concesionario forma parte de ese grupo: Los opositores. La banda y mis amistades prefieren el modelo que está gobernando. Todos sabemos que no hay santos en el gobierno y que la corrupción es y será parte de la política argentina y mundial. Así que no sorprende cuando la oposición se justifica a sí misma con esos aspectos del oficialismo. “Más corruptos que Menem”, dicen los que con el tiempo llegaron a aceptar que Menem era un chorro y que parte de la responsabilidad de la crisis fue de su gestión. Esos mismos todavía no dedujeron que Menem y la política neo liberal alineada a lo que pidan los mercados internacionales, son lo mismo. No importó quién haya sido presidente en los noventa, ese camino estaba marcado. Por lo tanto, la figura de El Carlos pierde fuerza para sus seguidores, e inclusive se transforma en un actor pintoresco para sus detractores. Menem representó y vivió el sueño del argentino medio, ventajita y mujeriego. Deseoso de cumplir los sueños trillados de la Ferrari, Madonna, de la pista de aterrizaje en tu casa, la farándula, el deporte cholulo. Sin más sentido de la patria que el de una camiseta de fútbol. El presente a cuenta del futuro, y si se hace cargo otro de pagar, mejor. Este personaje simuló que la Argentina podía hacer pie en las normas dictadas por las potencias económicas y mear en el jacuzzi del poder. Entendimos, algunos, pero lo sentimos todos, que esas deudas se pagan. Las empresas italianas, españolas, francesas, nos encandilaron hasta que decidieron irse del pozo que se había secado. No se dieron vuelta para dejarnos un bidón. Ahora andan ocupados en otras fuentes y en su propia sequía. Así desembarcaron unos saqueadores de menos glamour. Una segunda o tercera línea compuesta por mexicanos, chilenos, chinos y coreanos dispuestos de recoger de las sobras del banquete, mientras el argentino que la había pasado mal en el gobierno de Menem paría hijos con vocación de paco, y el que estuvo tirando papel picado en la fiesta menemista intentaba levantarse de la resaca más grande de su vida. Sin olvidarnos de los que en todos los gobiernos se encargaron de negociar con el invasor de turno. Ellos están cómodos cuando la clase media levanta un poco la cabeza y así llaman la atención de los marginados y su violencia existencial de no tener para comer. Robar celulares no es entrenamiento para expropiar herencias.
Para algunos, la recuperación de los últimos años se vive desde la bronca de quien no puede disimular su tropiezo en público. No hubo aciertos K. Ellos merecen estar mejor por lo que valen y no como consecuencia de la acción en conjunto. Se sacrifican para cuidar el medio ambiente de un barrio privado. Son oposición porque los medios aseguran que no está todo bien. Hay seres pensantes e inteligentes en este grupo. Egoístas de familia…

(INSERT COIN)

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