sábado, 27 de agosto de 2011

SIGUE (2011. Año electoral.) vi


Me declaro opositor de la oposición.
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Al parecer 10.363.319 de 20.699.663 argentinos votantes prefieren que Kristina siga siendo nuestra presidenta. Es decir, la mitad más unos pocos no consideran que todo es un desastre ni compran la versión de la realidad que venden los medios. Me alegra. Me sorprendió que sea más del 50%. Esperaba un 45% como una victoria del oficialismo. Algo parecido a los porcentajes de Macri en capital. Fue más. Me alivia. No son elecciones comparables pero es inevitable medir desempeños con el referente de la oposición. Un "político" que prefirió no ejercer el derecho cívico y vacacionar. Chan! Macri no votó en las primarias. No acompañó a sus seguidores metiendo un sobre en la urna. Es como un jugador de fútbol que en la final de las eliminatorias se pone a ver una novela. No, no. Es peor, porque el ejemplo habla de un espectador y en este caso Macri debió ser un actor. Un votante. Digamos entonces que fue un jugador del banco de suplentes que se perdió el primer tiempo paseando por el buffet. Ese es El Referente de la oposición. Bonito, no? El PRO se jacta de ser un partido que no hace política. Desde ese punto de vista, Macri es coherente. Macri no vota, aunque quiere que lo voten.

En diciembre de 2001 el grito era: "Que se vayan todos, que no quede ni uno solo." Bueno, no se fue nadie, están todos y también están los que tallaron su slogan en ese descreimiento y desprestigio de la política y los políticos. Así ganó el PRO la capital dos veces seguidas. Proponiendo un reemplazo de las decisiones políticas por decisiones empresariales. La ciudad como una gran empresa. Profesional, Pro Activo, PRO. Los porteños lo aceptaron. Basta de recetas políticas, bienvenidas las estrategias ejecutivas. Una empresa exitosa es una empresa que da ganancias, planifica para gastar menos y recaudar más, sigue lógicas de consumo, de imagen, de satisfacción del usuario, etc. Empresarios vs. Políticos. Empresas vs. Estado. La estrategia funcionó. Pero me queda una inquietud: Las empresas no contratan inútiles, entonces, ¿qué hacemos con los inútiles? Con esos que generan gastos y ningún ingreso, esos que el Estado debe proteger por ser ciudadanos argentinos y que las empresas prefieren alejar de sus planteles. ¿Qué hacemos? ¿Los echamos?

La diferencia entre Kristina y el segundo fue de 37.9%. Es más que sumar los votos del segundo, tercero y cuarto, que da 34,59%. Me alegra que estas diferencias no sean a favor de un país-empresa.

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